Eugenio cárdenas

Besos que matan

Eugenio cárdenas
Bajo un palio de magnolias y de acacias
en tus brazos hechiceros quedé preso,
y rendido ante la savia de tus besos
adoraba tu belleza de Beatriz.
Yo he bebido la fragancia de tu aliento
en tu boca con perfume de azucena,
y mil veces, porque siempre fueras buena,
al mirarte toda el alma puse en ti.

Recuerdo que en las citas
tu boca de Afrodita
tembló cual Margarita
que azota el vendaval
mas después de esos días
se puso tu alma fría,
y ansiaste en las orgías
tu vida deshojar.

Por tu culpa luego fuiste Mesalina,
sin dolerte de mis súplicas ardientes,
y rodaste hasta el abismo indiferente,
salpicada de lascivia y maldad.
¡Y hoy, al ver que te ha doblado el infortunio,
siento lástima y dolor por tu caída,
pues comprendo que en las sombras de tu vida
un destello de esperanza nunca habrá!

En tanto que agonizas
el amor pulveriza
los besos y las risas
de tu bella ilusión.
Y en vano es que hoy esperes
quien te ofrezca, amoroso,
el gesto venturoso
de noble redención.

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