Shuarma

Un pececito blanco

Shuarma
Desde el momento en que te cae una mentira,
algo se empieza a derrumbar.
Si los castillos todos son de arena fina
se caerán también.

Dejando sólo en tu presencia las ruinas
que creías que nunca iban a ceder.
Y ante tus ojos haciéndose las dormidas, dormirán.

Y dime tu porqué no aprendemos a hablar solamente diciendo la verdad.
Y abriendo los brazos a lo que siento ahora mismo,
sin tener que juzgar si está bien o mal.
Ser capaz de ver que mis hermanos son amigos, no desconfiar.
Mirar con los ojos del espíritu entregado
que te acepta tal como eres de verdad.
Y te repito una vez más
que no hay bien ni hay mal.

Y el río alegre que no sabe de mentiras, nunca se preocupó en juzgar.
El río alegre que no sabe de tus dudas,
no se detendrá.
Y si lo miras verás agua cristalina
que es la misma pero que nunca es igual,
lo mismo el cielo,
lo mismo tu pelo,
lo mismo tu paz.

Y dime tu por qué no aprendemos a hablar
solamente diciendo la verdad.
Y abriendo los brazos a lo que siento ahora mismo
sin tener que juzgar si está bien o mal.
Ser capaz de ver que mis hermanos son amigos, no desconfiar.
Mirar con los ojos del espíritu entregado
que te acepta tal como eres de verdad.
Y te repito una vez más que no hay bien ni hay mal.
Y te repito una vez más que no hay bien ni hay mal.

Un pececito blanco que se va y se va.
Un pececito blanco que se va y se va.
Un pececito blanco que se va y se va.

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